lunes, 16 de marzo de 2009

Sobre Elsa

A Elsa la conocía cuando ya éramos las dos grandes.
Su esposo, Carlos, trabajaba en el mismo edificio que yo.
Un día que llovía torrencialmente ella fue con el auto a buscarlo al trabajo. Yo estaba en la puerta, esperando que menguara un poco.
Carlos subió al auto, pero el vehículo no arrancó. Carlos bajó la ventanilla y ella, casi acostada sobre él, asomó la cabeza y me preguntó hacia dónde iba.
Le indiqué hacia dónde mi dirigía y ella me invitó a subir Me dejaron en la puerta de casa. Charlamos un poco durante el viaje y en la puerta del edificio.
A la semana, Elsa golpeaba la puerta de mi oficina y me preguntaba si quería ir a tomar un café. "Sólo si me dejás que te invite", le dije.
Ella aceptó y desde ese día somos amigas.

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