viernes, 13 de marzo de 2009

De cómo llegué hasta aquí.

Sólo hay una persona en la familia que sabe de este blog: Matías.
Matías es mi sobrino bisnieto (bisnieto de Elisa), tiene diecinueve años y pasa de vez en cuando por casa.
Está estudiando Licenciatura en Letras y disfruta de venir, tomar un café, charlar un rato, revisar la biblioteca y llevarse algo para leer. Al menos, quiero pensar que lo disfruta.
La última vez que estuvo en casa, me reveló que tiene un blog. Que lo que escribe lo va publicando allí. Me dijo que sólo yo sé sobre la existencia de ese sitio.
Debo decir que me llenó de alegría que me eligiera como curadora de su secreto. Y me llenó de orgullo ingresar al sitio y leer sus escritos, que son de muy alta calidad. Y no creo que opine eso porque soy su tía bisabuela.
Y luego me preguntó "Tía, ¿no te gustaría tener un blog?", y mi primera reacción, fue la reacción típica de alguien de casi ochenta años: "¿A esta edad tener un blog?". Eso fue lo primero que se me vino a la mente.
Pero luché contra esa autolimitación que una se va imponiendo a medida que van pasando los años, y le dije "¿Y te parece que podría manejarlo sola? ¡No tengo idea de blogs!"
El me dijo que no me preocupara, que él me iba a ayudar. Que era una pavada.
La verdad es que, si no me hubiese ayudado armarlo, jamás lo podría haber hecho sola. Ni se me hubiese ocurrido.
Y eso que vengo leyendo blogs hace rato.

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